
21 jul 2007
Estoy vivo (?)

16 jul 2007
Argentina se apagó en la última función

La caída tiene otra lectura dura para la Argentina: Brasil se dio el gusto de golear con un Robinho que fue un fantasma. No necesitó de su goleador, de su estrella, para ir desarmando al equipo de Basile a fuerza de un impecable trabajo colectivo, de una lección de consistencia defensiva y de oportunismo defensivo.
En una final, más importante que jugar bien es no cometer errores. Más aún cuando el desarrollo es lento, pausado, de bastante estudio. La Argentina, sin ser inferior a Brasil, tuvo en el primer tiempo dos equivocaciones que pagó muy caro. Brasil podrá no haber traído a sus estrellas, tendrá un plantel con nombres que no sugieren mucho, pero casi nunca deja de ser peligroso. Lo comprobó el seleccionado en el comienzo: a los 4 minutos, Elano, un volante muy productivo, cruzó un pelotazo para Julio Baptista; Ayala le dio un margen de maniobra y la Bestia le dio sustento a su apelativo: sacó un derechazo brutal a un ángulo.
El seleccionado no se encontraba en una situación desconocida; ya ante los Estados Unidos y Colombia debió revertir desventajas. Claro que ahora las circunstancias eran diferentes. Brasil había golpeado primero y tenía el escenario ideal para imponer su juego más industrial, el que le inculca Dunga, con mucha presión en el medio, aplicación para recuperar la pelota y sus líneas muy juntas, sin darles espacios a los tocadores argentinos. El duro Mineiro se pegaba a Riquelme, Josué no descuidaba a Verón y los imponentes zagueros centrales, Alex y Juan, apretaban a Messi y a Tevez.
Más allá de la desventaja, la Argentina no se desesperó. Tampoco lo aconsejaba el calor agobiante. Pudo empatar con un zurdazo de Riquelme, tras un desborde de Messi y la asistencia de cabeza de Verón. Brasil esperaba y sorprendía con réplicas que encontraban mal parada a la Argentina.
Muchos pases forzados, las imprecisiones y la dificultad para crear espacios limitaron los ataques argentinos. Aun así, Doni le sacó la igualdad a Riquelme en un remate de media distancia. Las gambetas de Messi aún podían descubrir algún resquicio en la granítica defensa brasileña, cuya solidez (no perdió una sola pelota en el juego aéreo) contrastaba con los desacoples y vacilaciones argentinas. Así se produjo el gol en contra de Ayala, con un despeje con el que intentaba desviar un centro de Daniel Alves, la turbina por la derecha que había ingresado para reemplazar al lesionado Elano. El capitán argentino, el hombre récord en presencias, volvía a quedar expuesto en un error que esparció un desaliento generalizado. El añejo derrotismo, el que parecía exorcizado en esta Copa América, volvía a hacerse carne en el seleccionado.
Brasil estaba haciendo un negocio brillante y sacaba su vena especuladora con la reiteración de faltas y las demoras para reanudar el juego. Se imponía el ingreso de Aimar por el ausente Cambiasso. El ex River agitó un poco los avances, pero Brasil le dio el último mazazo al seleccionado con una réplica letal, conducida por Vágner Love y definida con un tiro bajo por Daniel Alves, un lateral que ocupa toda la banda, bien al estilo brasileño, y suele ser una de las figuras en su club, Sevilla.
Desde entonces, la final se le hizo un suplicio a la Argentina, que como nunca antes veía la cara de la derrota. Brasil jugaba con la Argentina como lo hace el gato con el ratón: lo anulaba en su campo y sacaba contraataques que metían miedo. La Argentina se había apagado justo en la última función, lo cual no borra ni desvaloriza los muy buenos pasajes de su campaña. El temple de campeón de Brasil la sumió en una fuerte desilusión.
6 son los goles que recibió la selección en el ciclo de Basile ante Brasil; antes, 0-3 en Londres, en septiembre de 2006.

Por Claudio Mauri Enviado especial de La Nación
12 jul 2007
La Copa América
Con una gran actuación, el seleccionado se impuso por 3 a 0; los goles de Heinze, Messi y Riquelme tuvieron un sello distintivo; ahora, Brasil
10 jul 2007
INCREIBLE

7 jul 2007
Sabado gris
12 pm,desde las 8 que estoy en la zapatilleria cubriendo a mis viejos que se fueron el finde largo a las termas. Esto es un gran embole,prefiero mil veces la papelera,aca con el frio la gente ni entra. Y desde que entran con terrible fiaca,lograr que me compren algo es toda una hazaña jejeje.
Emiliano Pérez (desde el celular)
6 jul 2007
5 jul 2007
4 jul 2007
Güemes street

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